El marketing siempre ha sido un espejo de la sociedad: cambia cuando cambian las personas, la tecnología y la forma de consumir. Hoy, en plena era digital, ese espejo refleja un punto de quiebre: el Marketing 6.0, una mirada que va más allá de vender y apuesta por la personalización, la cercanía y la conexión humana entre marcas y consumidores.
El cambio no es casualidad. La pandemia de COVID-19 aceleró la transformación digital y obligó a las empresas, desde grandes corporaciones hasta pequeños emprendimientos, a reinventarse en cuestión de meses. El comercio electrónico en Colombia y el marketing digital se convirtieron en aliados estratégicos, permitiendo que los negocios sobrevivieran en medio de la incertidumbre y encontraran nuevos caminos para crecer.
En este escenario, el inbound marketing se ha posicionado como una de las estrategias más efectivas: atraer al cliente con contenido de valor en lugar de interrumpirlo. Ya no se trata solo de impactar con un anuncio, sino de construir una relación sostenida a través de información útil, historias relevantes y experiencias personalizadas que despierten confianza. Esta tendencia responde al cansancio generalizado frente a la publicidad invasiva y a la necesidad de marcas más cercanas y humanas.
El consumidor actual no solo quiere compra, quiere sentirse escuchado, comprendido y parte de algo más grande. Por eso, las marcas que apuestan por esta estrategia buscan generar conversaciones auténticas, crear comunidades digitales activas y ofrecer espacios donde las personas puedan interactuar, aportar y reconocerse. En ese intercambio, la venta se convierte en una consecuencia natural de un vínculo más profundo, y no en el punto de partida de una relación fría y transaccional.
Hablar de marketing digital hoy es hablar de SEO, redes sociales, email marketing y analítica, pero también de una oportunidad única: derribar fronteras. A diferencia del marketing tradicional, el digital no se limita a un territorio. Cualquier emprendedor colombiano puede hoy vender a clientes en México, Argentina o incluso Europa con las herramientas correctas.
Por su parte, el e-commerce ha dejado de ser un lujo y se ha convertido en el estándar del consumo. Desde una tienda virtual, hasta un mercado B2B (Business to Business), el comercio electrónico permite que los negocios lleguen a millones de clientes, en cualquier momento y desde cualquier lugar. Y lo más importante: ofrece comodidad al consumidor y eficiencia a las empresas.
La capacitación en estas áreas ya no es opcional, es indispensable. Para un emprendedor, conocer de marketing digital y comercio electrónico es la diferencia entre crecer o quedarse rezagado. La competitividad, el alcance, la eficiencia y la posibilidad de personalizar mensajes y productos son factores que marcan el éxito. Además, en un entorno digitalizado, estas herramientas suelen ser más rentables que las tradicionales.
En cuanto a la integración con el comercio digital global, América Latina tiene aún un largo camino por recorrer. Según el BID, el comercio electrónico en la región representa apenas el 0,77 % del PIB, frente a un promedio mundial del 3,11 %. Sin embargo, Statista proyecta que el mercado regional pasará de 122 mil millones de dólares en 2022 a cerca de 200 mil millones en 2026, con más de 300 millones de consumidores digitales activos.
Esto confirma el enorme potencial del sector. Y en Colombia, donde la confianza en las transacciones digitales sigue creciendo, el reto es aprovechar esa oportunidad para diversificar la economía y llevar a los emprendedores a competir de tú a tú en el escenario global.
Entonces, el marketing digital y el comercio electrónico no son solo tendencia, son la base de la economía contemporánea. Para los emprendedores colombianos y latinoamericanos, invertir en formación y apostar por lo digital es la mejor estrategia para proyectarse hacia un futuro donde lo físico y lo virtual ya no compiten, sino que se complementan.
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