Marcas locales vs globales: una competencia con propósito

A lo largo del tiempo, las marcas se han convertido en parte fundamental de la vida de las personas, y han logrado ser un jugador activo y diferenciador en la historia de la humanidad: desde la generación de impactos sociales y económicos, contextualizados en tendencias de consumo hasta la transformación del comportamiento a través de una conexión auténticas.

En el inicio, las marcas tenían como objetivo responder a necesidades 100% racionales y funcionales, que respondían a su visión de “espectadores” de los acontecimientos de la sociedad. Por ejemplo una de las bebidas más populares del mundo, cuando incursionó en el mercado por primera vez, representó un beneficio funcional debido a que de acuerdo con el contexto particular de esa época, en donde los temas de salubridad en el segmento de bebidas y alimentos eran cuestionables, se evidenció que en el insight del consumidor de ese entonces este producto estaba atado a la calidad y confiabilidad en su consumo.

Con el paso de los años, las compañías entendieron que los consumidores ya no solo se podían satisfacer con una marca que comunicaba desde lo funcional, sino que tenían que empezar a generar conexiones desde su razón de ser y desde la emoción, lo que empezó a generar la urgencia en las marcas de posicionarse en el top of mind y top of heart de los consumidores, convirtiéndolas en marcas que comunican desde el propósito, que abrazan la autenticidad, la innovación y desafían los estándares actuales.

Es claro que las razones de la diferenciación de las marcas han evolucionado, entonces, ¿cuál es el reto en un mundo completamente globalizado, competitivo y liderado por las redes sociales? La respuesta a esto es la búsqueda y generación de valor más allá de lo económico.

Actualmente, las marcas locales a través de narrativas que exploran el propósito, la cultura y la tradición local, han logrado ganar terreno y tener mayor presencia en el mercado, y poner poco a poco en jaque la dominación de las marcas globales, que vienen siendo percibidas por los nuevos consumidores como impersonales.

Por otro lado, el progresivo interés en apoyar la economía local, ha impulsado la preferencia de los consumidores. Comprar local no solo fortalece la economía de la comunidad, sino que también genera un sentido de orgullo, de lealtad sólida y de pertenencia.

En definitiva, las marcas locales se están posicionando de manera sólida ante los consumidores, su capacidad para adaptarse a las necesidades, promover la sostenibilidad y comunicar desde el propósito las está llevando a ofrecer experiencias únicas, a generar campañas diferenciales y a pensar más allá de la conversión económica, lo que poco a poco les está proporcionando una ventaja competitiva sobre las globales.

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