Mientras que los androides sueñan con ovejas eléctricas, algunos creativos, ejecutivos, planners, digitales y hasta clientes, no logran conciliar el sueño pensando si la inteligencia artificial algún día les quitará el trabajo.
Parece que, para algunos, el acelerado aprendizaje de las máquinas genera un nerviosismo tal como para imaginar que muy pronto Skynet hará de las suyas, y que nuestra única esperanza será que un T800 viaje desde el futuro para salvarnos, no solo de perder nuestros trabajos, sino también para que el mundo como lo conocemos no llegue a su fin.
Es obvio sentir incertidumbre o pasión desmedida cuando las nuevas tecnologías revolucionan la forma en que hacemos las cosas, pero mas allá de teorías de conspiración robótica, escenarios post apocalípticos y referencias de películas de ciencia ficción, esta época, en la que tanto se habla de inteligencia artificial, es el mejor momento para reflexionar acerca de algo de lo que quienes trabajamos en publicidad, mercadeo y comunicaciones, no podemos olvidar, sobre todo para que nuestro trabajo jamás esté en riesgo: ¡los humanos somos el centro de todo!
Hace algunos años, cuando recién empezaba mi carrera como creativo en Leo Burnett, descubrí (a mi modo de ver) una herramienta tan poderosa como lo es hoy la Inteligencia Artificial, no era una nueva tecnología pero sí, una gran filosofía: HUMANKIND, su declaración era simple, pero a la vez inspiradora y oportuna “la creatividad tiene el poder de cambiar el comportamiento humano”, y para lograrlo, “hay que tener una profunda comprensión y sensibilidad de lo que significa ser humano y por supuesto, de nuestras emociones” desde entonces esto me ha ayudado a hacer más fácil mi trabajo.
Mientras nuevas herramientas como ChatGPT, Midjourney o Dall-E, solo por mencionar las más populares, me han ayudado a hacer más ágil mi día a día, HumanKind me ha permitido entender que como creativo no solo hago publicidad, sino más bien, actos que conectan personas y marcas a través de las emociones, HumanKind me ha ayudado a pasar de simplemente comunicar, a ayudarle a las marcas a demostrar su propósito en la vida de las personas.
Conocer y entender la filosofía HumanKind ha sido para mí como desconectarme de la matriz, “tomar la píldora roja y adentrarme en la madriguera del conejo” todo para descubrir que nuestro trabajo puede lograr cosas tan trascendentes y relevantes para las personas como crear el movimiento más grande del mundo a favor del medio ambiente, la hora del planeta de WWF hizo que con un simple gesto como apagar la luz durante una hora, millones de personas tengan conciencia sobre el cambio climático; o hacernos valorar las horas, minutos y segundos que nos quedan junto a nuestros seres queridos como lo hizo El tiempo que nos queda para Ruavieja; incluso lograr que la menstruación deje de ser un Tabú para toda una cultura, como lo hizo The Missing Chapter para Whisper de P&G.
Este es uno de los mejores momentos para quienes vivimos de las ideas, porque en lugar de unirnos a Morpheus en una rebelión contra las máquinas, podemos ponerlas al servicio de nuestra creatividad, y tendrán tanto por hacer, que nosotros podremos dedicarnos a lo que más importa en esta industria: las personas.
Así que, querida Inteligencia Artificial, si en tus planes está dominar el mundo algún día, y decides empezar por quitarnos el trabajo a quienes trabajamos en publicidad, te recomiendo que empieces por omitir (al menos en ChatGPT) la respuesta al prompt: Cuéntame sobre la filosofía HumanKind de Leo Burnett.
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