La pandemia del COVID-19 cambió la manera en la que nos relacionamos. En medio de la distancia, nos hemos acercado más, aun en la tempestad, encontramos la oportunidad de ser más conscientes del otro, logramos ser más cercanos y más empáticos. El bienestar, la resiliencia, la bondad y el compañerismo salieron a flote y nos dejaron ver lo mejor de nosotros mismos.
Así mismo, pasó con las compañías en la la forma de relacionarse, obligando a las grandes marcas y empresas a dar un giro de 180 grados; pues los consumidores demandan complementariedad, marcas con propósito, que entienda sus necesidades; marcas más humanas, que los acompañen en su día a día. Marcas que no solo se limiten a comercializar algún producto.
Sin duda, esto representaba un reto para las empresas, reinventarse era imperativo, y el tiempo era reducido. En este complejo panorama, las compañías se dieron cuenta que para sostenerse, deben proteger no solo a sus clientes y consumidores, sino a quienes hacen posible que todo esto suceda: el talento.
Así fue, como las dinámicas de teletrabajo, la alternancia, entre otros modelos, se hicieron cada vez más frecuentes. Pero más allá de eso, las compañías exitosas, repensaron y fortalecieron su propósito; preocupándose por garantizar el bienestar de su talento y recordando lo más esencial. No somos solo corporaciones o marcas, el ejemplo siempre empieza en casa. ¿Cómo vamos a reflejar externamente lo que no tenemos internamente?
Un cambio en la estrategia
Es importante tener en cuenta que este cambio llegó para quedarse, y que los consumidores exigirán cada vez más acompañamiento y cercanía por parte de las marcas, entonces ¿cómo lograrlo? Las compañías deben generar todas sus estrategias comerciales y de mercadeo desde un gran hilo conductor: el beneficio de las personas.
Para conseguir este objetivo, el primer paso es repensar a la empresa desde el interior, priorizar el bienestar y la felicidad de los colaboradores; lo anterior es primordial para crear marcas con propósito, no hay mayor éxito para una compañía que tener talento apasionado por su trabajo, dedicado y entregado a su labor.
En segunda instancia, es necesario contar con equipos multidisciplinarios, diversos, creativos, dispuestos a romper con lo preestablecido y generar impactos positivos en las personas, que les permitan a las compañías entender a los públicos de interés desde diferentes puntos de vista. Igualmente, ponerse en los zapatos de los usuarios, interiorizar sus necesidades y lo que les aqueja, esto es fundamental para ofrecer productos y servicios con un propósito superior.
En ese sentido, la complementariedad de los equipos de trabajo, diversas edades, profesiones, géneros y ubicación geográfica, es el mejor aliado para que una compañía pueda sostenerse de cara al futuro.
Así mismo, resulta fundamental garantizar espacios de diálogo, en dónde cada persona esté en la capacidad y libertad de aportar, crecer, ser parte de un ecosistema y ¿por qué no? de equivocarse, para volver a aprender.
Por ejemplo, desde la Vicepresidencia de Negocios, área encargada de generar esa conexión con el consumidor, contamos con más 450 colaboradores ubicados en diferentes lugares, además el 73% son mujeres, quienes que siempre están buscan nuevas formas de conectarse y tienen gran flexibilidad por asumir diferentes roles.
Complementariedad
Desde nuestra experiencia, esta complementariedad, nos ha permitido ser una compañía que cuenta con marcas de gran sentido social y que generan impactos positivos en la comunidad. Por otro lado, hemos logrado romper tabúes, y acercarnos más a las familias tanto colombianas como latinoamericanas, logrando ser sus aliados, con una “personalización masiva” que nos permite conectarnos directamente con millones de personas. Esto con el fin, de informarlos y asesorarlos, desde el inicio de su proceso de compra, hasta su experiencia posventa, todo desde un profundo conocimiento de sus necesidades.
Todo lo anterior, es una muestra de cómo se pueden construir marcas con propósito, que más allá de comercializar determinado producto y/o servicio, tengan el poder de transformar y trascender.
Estoy seguro de que las marcas poderosas se construyen a partir de la complementariedad en los equipos compuestos, a partir de la diversidad de opiniones, visiones, formas de pensar, de hacer y de actuar.
El ejemplo siempre empieza desde casa, y no hay nada que se refleje afuera, que no esté desde su interior. Es en esta alquimia, alcanzamos equipos de alto rendimiento que llegan al corazón de los clientes y consumidores generando resultados superiores.