Mirar hacia adentro

La crisis mundial del COVID-19 está poniendo a los líderes estatales a decidir entre opciones difíciles que marcarán la pauta de lo que viviremos en los próximos meses. De acuerdo con Yuval Noah Harari[1], esas decisiones definirán el mundo que habitaremos una vez pase la tormenta, porque establecerán el tipo de país en el que nos convertiremos: opciones como la vigilancia totalitaria o el empoderamiento civil, y el aislamiento nacionalista o la solidaridad global.

Sea cual sea el escenario, es evidente que será uno de los momentos más desafiantes para la humanidad en su historia reciente. Desafiante, no solo porque nos está haciendo reaccionar en tiempo récord a las nuevas condiciones, porque nos obliga a cambiar la forma de trabajar, estudiar, relacionarnos, porque muchos de nuestros seres queridos o nosotros mismos contraeremos la enfermedad, sino también porque nuestra capacidad emocional y mental es puesta a prueba.

Yuval Noah Harari – Fotografía tomada de https://www.stern.de/panorama/weltgeschehen/yuval-noah-harari—die-menschliche-dummheit-nie-unterschaetzen–8358082.html
David Satcher, experto de Estados Unidos en salud mental, y sus colaboradores escribían recientemente en un artículo que una investigación en Hong Kong sobre el SARS demostró que dos tercios de las personas se sintieron impotentes frente a la crisis, y la mitad de ellas sintió que su salud mental decayó debido a la epidemia.

Los autores planteaban que, más allá de los protocolos de contención, era necesario tomar en cuenta las implicaciones de la crisis en la salud mental de las personas, pues si no estaríamos socavando nuestra habilidad de recuperarnos de esta[2]. Para ellos, “es necesario establecer un nuevo precedente: la salud mental es salud esencial”.

De esta forma, tenemos que preguntarnos, ¿cómo vamos a administrar nuestra ansiedad, estrés, aislamiento, en medio de esta crisis?

De todo lo que he leído en estos días sobre el tema y escuchando colegas psicólogos dar sus recomendaciones —que van desde crear rutinas, hacer actividades que suban el ánimo (como bailar o ejercicio) y comer bien, hasta mantener el contacto con seres queridos y fortalecer la dimensión espiritual—, al final todo se resume en mirar hacia adentro de nosotros mismos. En volver a conectarnos y a buscar dentro de nosotros los recursos para sortear este nuevo mundo. Es encontrar la calma, la paciencia, la fuerza, la tolerancia con la convivencia, el optimismo, pero también es darnos la oportunidad de descubrir realmente de qué estamos hechos.

Creo que en ese proceso que será tanto individual, como de las empresas y de las marcas, podremos observar qué yace en el centro de nosotros. Nuestra brújula de valores, nuestras creencias y nuestros “deber ser”.

Creo que la única decisión que podemos tomar ahora es en cuál orilla queremos pararnos en esta crisis. Yo creo que debemos ser optimistas, solidarios, ser luces en medio de esta oscuridad, un apoyo para nuestras familias, para nuestros amigos y colegas, para nuestras comunidades. Tal vez en el servicio a otros podamos encontrar algo de alivio y algo de tranquilidad en medio de esta turbulencia. Yo les digo que aquí estoy. Escríbanme, los escucho, apoyémonos en este momento tan difícil y esperemos y tengamos fe en que saldremos de esta crisis.

[1] Yuval Noah Harari (2020). The World after Coronavirus. Financial Times (March 20, 2020). https://www.ft.com/content/19d90308-6858-11ea-a3c9-1fe6fedcca75

[2] David Satcher, Patrick J. Kennedy & Arthur C. Evans Jr. (2020). Failure to address coronavirus mental health issues will prolong impact. The Hill. https://thehill.com/opinion/healthcare/488370-failure-to-address-coronavirus-mental-health-issues-will-prolong-impact

Fuente de la fotografía aquí.

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