Desde hace mucho tiempo, las agencias de publicidad están atrapadas en una ecuación cada vez más peligrosa: la falta de vida personal equivale a un mayor compromiso con el trabajo. El brillo que tienen las agencias por ser oficinas divertidas y espacios para la creatividad y para la juventud, contrasta con jornadas de trabajo cada vez más largas y fines de semana sacrificados, al punto de que el tiempo libre, en familia o con amigos, casi se ha convertido en un lujo.
valor del tiempo libre
Tristemente, esta realidad va más allá de las agencias y permea las sociedades que emulan el modelo de vida estadunidense. Vicki Robin y Joe Domínguez, en su libro Your money or your life, demuestran que históricamente el concepto y el valor del tiempo libre han sufrido una transformación sustancial.
“Nuestro concepto como sociedad del tiempo libre pasó de ser considerado deseable y un componente de la vida diaria, a algo que debe ser temido, un recuerdo del desempleo de la época de la Gran Depresión. En la medida en que valor del tiempo libre disminuye, el valor del trabajo aumenta… La estructura que proveía el tiempo libre para que las personas encontraran su sentido de propósito y pertenencia, pasó a ser soledad y aburrimiento. Ya que la vida fuera del trabajo ha perdido vitalidad y significado, el trabajo ha dejado de ser un medio para un fin, y se ha convertido en un fin en sí mismo”.
valor del tiempo libre
En otras palabras, las actividades del tiempo libre que le daban sentido a la vida han sido reemplazadas por el trabajo, al punto de que se ha acuñado la palabra “workism”, para describir que el trabajo no solo es necesario para la producción económica, sino que es el centro del propósito y la identidad de las personas. Bajo esta lógica, para promover bienestar hay que impulsar más el trabajo[1].
Sin embargo, la creatividad necesita del ocio y el tiempo libre. Es la única forma de nutrir al “artista interior”, como dice Julia Cameron.
Si la creatividad es conectar distintos temas de formas novedosas, es necesario entrar en contacto con diferentes disciplinas que abran la mente y promuevan nuevas conexiones.
Si hoy para las personas el trabajo se ha convertido en un escenario fundamental de sus vidas, el tiempo libre debe ser algo embebido dentro de él. Las empresas y las agencias deberían importar prácticas de otras categorías, como los colegios, e instaurar salidas pedagógicas como parte de sus agendas. Salidas a museos o fuera de la ciudad para que las personas no solo se nutran creativamente, sino que fortalezcan las conexiones entre sí.
Lola MullenLowe, una de las agencias más creativas del mundo, tiene instaurada una práctica que contribuye a fortalecer su cultura organizacional: todos los años, se toman dos días hábiles para salir de paseo. Son dos días en los que la agencia está cerrada y se dedica exclusivamente a que todos disfruten al aire libre.
¿Cómo podemos instaurar experiencias que nutran el reservorio creativo de los empleados? Si no podemos hacer como Lola, podríamos empezar con nuestros equipos directos, con salidas que los pongan en contacto con nuevas vivencias y demuestren el compromiso de la agencia con la creatividad. Estoy segura de que el resultado no solo serán personas más unidas y felices, sino equipos más nutridos y más creativos, capaces de llevar nuevas conversaciones a la mesa de nuestros clientes.
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[1] Derek Thompson (2019). Workism Is Making Americans Miserable. En: https://www.theatlantic.com/ideas/archive/2019/02/religion-workism-making-americans-miserable/583441/
Por: Carolina Mejía
Directora de planeación de MullenLowe Group
carolina.mejia@mullenlowessp3.com