Para nadie es un secreto que Colombia está atravesando momentos difíciles en varios aspectos.
En el primer semestre de 2023, la inversión extranjera cayó 4,7 % y las exportaciones disminuyeron 12,6 %. En términos fáciles de entender, a la gran billetera de Colombia está entrando mucha menos plata.
Por otro lado, reportes como los de Camilo Herrera, de Raddar, muestran una fuerte caída de 3,2 % en el gasto real de los hogares, en agosto de 2023 frente a agosto de 2022; una inflación que no se ha logrado contener, con un acumulado de 11,43 % a agosto; para contenerla, nos llevan a unas altas tasas de interés, que nos conducen a una caída de 26,1 % en los créditos hipotecarios y 32,7 % en los créditos de consumo. En resumen, no solo Colombia tiene menos plata, sino que los colombianos tenemos menos dinero para gastar; por eso, gastamos menos y pedimos menos prestado, pues la plata está escasa y está muy cara; como consecuencia, sectores como la vivienda están profundamente afectados: según Camacol, la colocación de nuevas viviendas ha caído 53,3 % y los vehículos no son la excepción; según el Registro Único Nacional de Tránsito, Runt, entre enero y agosto de 2023, se vendieron 30 % menos vehículos que en igual período de 2022. Esto indiscutiblemente termina afectando el trabajo de todos: hay menos plata entrando a Colombia y conseguir plata es cada vez más caro; por tanto, los colombianos compramos menos y, por ende, la economía se estanca y empezaremos a ver una pérdida sustancial de empleos y de calidad de vida.
Para referirnos a nuestras propias fuentes, en LUCRO, vemos que el 61,8 % de las personas siente que está gastando la misma o más cantidad de plata en las compras de su mercado; sin embargo, el 74,5 % siente que está comprando la misma o menor cantidad de alimentos, lo que implica que estamos gastando más para recibir lo mismo o menos cantidad de producto. Por ende, el 64,9 % declara: “pienso disminuir la compra de alguna categoría” y el 63,7 % revela: “he cambiado la marca habitual en alguna categoría por productos de otras marcas más económicos en los últimos 3 meses”.
Esta es la tormenta perfecta para las compañías. Nuestro reto es que las categorías en que jugamos no sean las sacrificadas y las marcas que manejamos no sean las que reemplacen. Para lograr esto es fundamental entender que estamos viviendo una nueva realidad y que tenemos que incorporar diversidad de ideas y cambiar nuestros propios paradigmas. Haciendo referencia al tema central de esta edición Women to watch y del cual tuve la oportunidad de ser jurado, quiero resaltar la diversidad de perfiles, talentos, edades, experiencia, industrias e intereses de este grupo de mujeres, pero todas con un eje en común: su destacado protagonismo en sus campos de acción.
Yo espero que en unos años, no sea necesario contemplar cuotas por género en un comité directivo, ni que la noticia sea que una empresa logró la meta de la cuota de mujeres en ciertos cargos. En lo personal, espero que cuando mis dos hijas estén entrando al mundo laboral (hoy tienen 16 y 8 años), estemos midiendo más la diversidad de ideas sobre la mesa, la variedad de arquetipos de personas con ideas diferentes y hasta opuestas, que midamos más cuántos puntos de vista estamos contemplando, ¡y no cuántos hombres y mujeres deben estar sentados ante la mesa redonda! ¡Y esto tiene que pasar ya si queremos sobrevivir a esta tormenta perfecta!
¡Como padre de dos niñas que amo, espero que logren ganar sus batallas en la guerra del capitalismo no por ser mujeres, sino por el valor de sus ideas!
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