Agencias, la voz de la coherencia para las marcas

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Agencias, la voz de la coherencia para las marcas

¿Para qué le sirve una agencia de comunicaciones a una marca?

Hoy es más sencillo responder esa pregunta. Obviando las tareas estratégicas y tácticas, creo que el rol más destacado de las agencias es ayudar a las marcas a ser coherentes.

Puede parecer una respuesta simple. Pero tras la pandemia, entendimos que definir ese propósito superior de las marcas y bajarlo a mensajes clave para diferentes audiencias de forma coherente es el mayor aporte que hacemos a nuestros clientes.

La pandemia nos dio la oportunidad de acentuar la noción que impulsamos por años: mensajes coherentes y focalizados. Las marcas entendieron la importancia de gestionar sus mensajes y empujarlos a través de diferentes canales.

Con un doble clic en el área de comunicaciones digitales, las redes transformaron nuestra presencia digital, porque súbitamente los ciudadanos comunes y corrientes éramos fuentes de información también y, por lo tanto, sujetos de monitoreo para un equipo que pretende lograr una comunicación externa saludable.

De pronto, las empresas se vieron obligadas a ser mucho más conscientes de su marca y su imagen. Eso está dando frutos hoy, cuando tenemos constantes reuniones con ejecutivos más focalizados, a los que no les da miedo cerrar lo que no tiene sentido y enfocarse en pocos KPI, pero que la rompen en ellos. Allí, somos un aliado estratégico. Sin saberlo, nos habíamos estado preparando para enfrentar los desafíos de esta era.

Prácticamente, todas las agencias hemos evolucionado para desarrollar contenido compatible con las necesidades y expectativas de los medios, pero en constante consonancia con los objetivos de las marcas. Somos como un marketplace de contenido, donde cada quien puede tomar lo que le funcione en la forma, formato, color y tono al que quiera adaptarlo.

En el mercado actual, el éxito depende de entender las oportunidades y desarrollar servicios que hagan más robusta la oferta diferencial, ya sea desde los datos o desde la narrativa. Yo, que no creo en fórmulas, apuesto por una humanización de nuestra misión original, por una mezcla de marketing tradicional y digital, de experiencia con nuevas tecnologías y saberes, y con esos elementos que han sostenido la industria de las relaciones públicas: la determinación de aportar valor en la toma de decisiones, de medir el valor de las inversiones, de monitorear las interacciones y de construir reputación.

Esa misión nos va a sostener en el futuro, ese futuro que ya llegó.

Artículo publicado en la edición #482 de los meses de octubre y noviembre de 2022.

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