La economía y el consumidor en los tiempos del Covid-19
El panorama apunta a que el mundo está ante una posible recesión mundial, según advierte Jeffrey Frankel, profesor de la Escuela Harvard Kennedy, de la Universidad de Harvard a BBC Mundo. Y comportamientos como las compras por pánico agravan la economía de los mercados al aumentar la escasez de productos y afectar, por ende, los precios.
En el mundo, según The Finalcial Times, la caída de las bolsas de valores era del 11% durante la última semana de febrero. Pero en un intento por frenar el desplome del Sistema, la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) redujo las tasas de interés entre el 1 y el 1,25%. Sin embargo, los intentos no parecen frenar la situación y las proyecciones de crecimiento económico para el año siguen en descenso.
En el caso de Colombia, para el lunes 16 de marzo, el dólar casi alcanza los $4.200, llegando a una nueva cifra histórica. Aquí, tanto el peso colombiano como el mexicano, son los que más se han visto golpeados. Y la devaluación de la moneda nacional frente al dólar no solo es un dilema local. Un reciente informe de BBC News indica que las demás economías latinoamericanas también están en la misma situación.
A la vez, el mercado bursátil sufre su peor desplome en más de 30 años. Colombia, por su parte, ha tenido que suspender dos veces las negociaciones, debido a que el índice general descendió más del 10%.
En la mente del consumidor
A través de su informe Impacto del COVID-19 en las ventas de productos de consumo masivo en el mundo, Nielsen dio a conocer un análisis del impacto en el mercado de productos. Por ejemplo, en Colombia se evidencia un aumento en las compras de productos relativos a:
- Cuidado personal (especialmente jabón de tocador, pañitos húmedos y faciales y papel higiénico).
- Productos farmacéuticos (suplementos y vitaminas).
- Aseo del hogar (limpiadores líquidos, limpiavidrios y detergente para loza).
- Alimentos (enlatados, lácteos y congelados).
Lo anterior muestra cambios importantes en los hábitos de consumo. Este comportamiento parece responder a una inclinación hacia la preservación de la salud y del contagio. También está provocando un desabastecimiento de estos productos en las tiendas.
Este comportamiento está relacionado con lo que los expertos denominan compras por pánico o compras nerviosas. Es un fenómeno que responde a alguna situación de crisis por la que atraviesan las sociedades, donde las personas adquieren de forma masiva diversos productos. Sin embargo, es una situación preocupante debido a que esta conducta agrava el panorama económico. Al escasear los productos, no solo suben los precios sino que se impide su acceso a aquellas personas que realmente requieren de ciertos bienes.
“Las personas piensan que todas las medidas que toman son para de prevenir y responder racionalmente a la situación de crisis. Sin embargo, las compras, en general, no son racionales, están impulsadas por las emociones. Lo que sucede en esta coyuntura es que las personas están adquiriendo productos de forma masiva impulsadas por el miedo”, indica Segio Milkan, docente marketing de digital Posgrados en psicología del consumidor de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz.
Las compras por pánico no solo generan el desabastecimiento en estanterías mientras se da la crisis. También, al estar bien abastecidas, se creará “un punto mínimo de ventas a mediano plazo”, como destaca Nielsen en su informe. Esto porque los consumidores están abastecidos.
“A nivel individual, preocupa la manera en que las personas responden a esta coyuntura. Es entendible que se sienta angustia por el futuro inmediato y que las nuevas condiciones exijan formas novedosas de actuar”, indica Claudia Mercedes Padrón, directora Posgrados en Psicología del Consumidor de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz.
¿Qué esperar de la economía?
Uno de los mayores riesgos que se teman es la entrada a una recesión económica. Una de las industrias que se ve hasta el momento más afectada es la del turismo. Debido a la prohibición al ingreso de extranjeros que adoptaron muchos países, el número de vuelos bajaron y se dio cierre de diferentes rutas. Avianca y Latam, por ejemplo, redujeron sus vuelos entre un 30 y 40%.
Además el mundo enfrenta una histórica caída en el precio del petróleo. Aquí las grandes potencias entraron en una guerra de precios, lo que acarreó un descenso del 34% en el precio. Por ejemplo, en Colombia la referencia Brent llegó a estar por debajo de los US$33.
Por su parte, China, que es considerada la fábrica del mundo, aún tiene paralizada parte de su operación y cadena global de suministro. Esto debido a las medidas adoptadas por el gobierno de ese país. Lo anterior ya afecta la industria manufacturera y se ve reflejado en la caída de los 14,3 puntos en el PMI, el nivel más bajo desde 2008.
Lo anterior acarreará con el tiempo un alza en el desempleo, no solo de este país, sino de los mercados más afectados por el Covid-19. Y, adicionalmente, se terminarán estancando los salarios y todo ello “amenaza con paralizar el crecimiento global”, como lo destaca Tom Orlik, economista jefe de Bloomberg Economics para BBC Mundo.
Frente a este panorama en el que el consumidor puede ser parte de la respuesta para mitigar el impacto económico, Claudia Padrón indica que “es una oportunidad única de pensarnos como ciudadanos conectados. Que debemos buscar balance en nuestros entornos y ser solidarios, a través de un consumo moderado y equilibrado que permita que todos podamos acceder a productos y servicios asociados con nuestro cuidado”.